Blog
Nati Montero: "Vivo con medio corazón y estoy muy agradecida a quienes han hecho posible que hoy esté aquí"

Nati Montero Cotán tiene 23 años y convive con una cardiopatía congénita severa. Diagnosticada al nacer con ventrículo único, ha pasado por tres cirugías a corazón abierto y cinco cateterismos. Es un ejemplo de cómo transformar su experiencia de vida en una razón para ayudar a los demás. Fue precisamente sus largas estancias hospitalarias lo que le llevó a descubrir su vocación y, hoy, es enfermera.
Cree que debe tener una misión especial porque, como ella dice, «al fin y al cabo, no todo el mundo vive con medio corazón». Ella lo hace con gratitud hacia todas aquellas personas que han hecho posible que esté aquí. Es consciente de que no es casualidad poder contar su historia, sino el resultado de quienes la han acompañado en este camino.
Ahora, gracias a su profesión, cuida a quienes atraviesan procesos similares a los que ella ha vivido, desarrollando una sensibilidad especial hacia sus pacientes.
Nati, desde Corazón y Vida agradecemos tu generosidad de compartir tu historia de vida en esta entrevista. No os perdáis el testimonio de esta joven que nació con un corazón extraordinario.
Pregunta (P): Llegaste a este mundo con una cardiopatía congénita severa. Cuéntanos, ¿cómo fue este complicado inicio de vida?
Respuesta (R): Nací en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla en agosto de 2001. Nada más nacer, me diagnosticaron ventrículo único debido a una atresia de las válvulas tricúspide y pulmonar. Esto significa que vivo con medio corazón, ya que el ventrículo derecho no se desarrolló durante la gestación. A los 18 días de vida ya había pasado por una operación y dos cateterismos.
P: ¿Cuáles fueron las intervenciones más importantes por las que pasaste?
R: He sido operada tres veces a corazón abierto. La primera fue a los 10 días de vida para realizarme una fístula SP, la segunda a los 11 meses para el Glenn bidireccional y la tercera a los 8 años para completar la cirugía de Fontan. Esta última fue la más dura, estuve muchos días en la UCI, con respirador, y permanecí ingresada más de tres semanas. A pesar de las dificultades, tengo un recuerdo muy vivo de cada momento y de las personas que me cuidaron.
«En mis ingresos hospitalarios descubrí mi vocación por la enfermería»
P: ¿Cómo influyó esta experiencia en tu decisión de ser enfermera?
R: Siempre pienso que fue ahí cuándo descubrí mi vocación por la enfermería. Cuando pasas tanto tiempo ingresada, el hospital se convierte en tu casa, tus compañeros de UCI se vuelven tus hermanos y los médicos y enfermeras te cuidan como si fueran tus padres. Aquella experiencia me hizo querer estar al otro lado, cuidando a los demás como a mí me cuidaron.
P: A pesar de tu cardiopatía congénita severa, has llevado una vida bastante normal. ¿Qué papel ha jugado tu familia en esto?
R: A día de hoy, tengo revisiones periódicas pero llevo una vida bastante normal. He tenido la suerte de nacer en una familia numerosa, soy la sexta de siete hermanos. En mi casa nunca me trataron como a una enferma, sino como a una hermana más. Ni mi infancia, ni mi adolescencia han estado marcadas por el miedo o la sobreprotección.
Esto es algo que agradezco especialmente a mi familia, ya que me han hecho vivir mi cardiopatía no como una enfermedad incapacitante, sino de una manera natural y positiva. Nunca he dejado de hacer algo por mi patología, simplemente lo he adaptado a mi situación.
P: ¿De qué manera tu condición de cardiópata ha moldeado tu visión del mundo?
R: Creo que la educación que he recibido y mi cardiopatía congénita me han ayudado a vivir la vida con un sentido, con alegría, con esperanza, sin muchos miedos y como una llamada a la entrega a los demás.
También me ha ayudado a ser agradecida: no es una casualidad que yo pueda estar contando esto hoy, detrás hay muchas personas que han hecho todo lo posible para que pueda vivir la vida que llevo, por lo que sería injusto descuidarme y lamentarme por mi enfermedad. Todo lo contrario, tengo que dar el doble de gracias y aprovechar el regalo tan bonito que es vivir y que, por desgracia, no todos tienen la suerte de experimentar.

«Tengo una sensibilidad especial hacia los pacientes»
P: ¿En qué medida tu cardiopatía te ha influido en tu manera de ejercer la enfermería?
R: Me ha dado una sensibilidad especial hacia los pacientes. Muchos padres y madres, al ver mi cicatriz, se les iluminan su rostro y noto en sus ojos cómo desaparece el miedo al futuro incierto que proyectan sobre sus hijos o hijas. Ver cómo he podido contribuir a eso, para mí es muy emocionante.
P: ¿Cómo has logrado convertir un desafío personal, como vivir con medio corazón, en una fuente de inspiración y ayuda para otros?
R: Las causas por las que se producen las cardiopatías congénitas no se conocen, pero siempre pienso que debo tener alguna misión especial para que haya sido yo quien la padezca. Al fin y al cabo, no todo el mundo vive con medio corazón. Poder contarlo y que mi experiencia sirva para ayudar a alguien hace que todo merezca la pena.

Sobre el Autor: Asociación Corazón y Vida
Corazón y Vida es una asociación sin ánimo de lucro que trabaja por mejorar las situación de las personas con cardiopatías congénitas.
Noticias relacionadas
Últimas noticias
¿Qué te interesa leer?
¿Quieres contarnos tu historia?
En la sección #CorazonesExtraordinarios damos visibilidad a experiencias en primera persona.
Si quieres compartir tu historia con nosotros, ¡escríbenos a prensa@corazonyvida.org!
¡Estaremos encantados de conocerla!