El cateterismo, que se usa también como técnica de diagnóstico, permite actuar directamente sobre el corazón y sus vasos circundantes accediendo a su interior mediante la introducción de un tubo largo y delgado (catéter) por una arteria o vena de la pierna o del brazo. Habitualmente no se requiere anestesia general para este tipo de intervención, que entraña menos riesgos y tiene menos efectos secundarios que una operación a corazón abierto, aunque no siempre pueda sustituirla.
Durante el proceso, el niño permanecerá sedado y los movimientos del catéter se visualizan en una pantalla de forma continua mediante el uso de rayos X.
A continuación describimos brevemente las intervenciones más frecuentes que se realizan mediante cateterismo terapéutico:
Consiste en la dilatación de una arteria o vena estrecha. Para ello se utiliza un «catéter balón», que dispone de una bolsita en su extremo que, una vez alcanzada la estrechez del vaso, se infla para conseguir su dilatación. Esta operación puede realizarse varias veces y se supervisa en todo momento mediante escopia con rayos X.
Es la técnica más antigua, aplicada en niños por primera vez en 1935. Consiste en realizar una apertura en el tabique interauricular, con un «catéter balón» especial, comunicando las dos aurículas. Está especialmente indicada en recién nacidos con cardiopatías cianóticas, en las que la sangre está poco oxigenada y los niños presentan un color azulado. Esta operación se supervisa en todo momento mediante escopia con rayos X y permite una mejor oxigenación de la sangre en estos casos.
En ciertas ocasiones, especialmente en niños trasplantados, es necesario extraer una muestra de tejido del corazón para su estudio. Esto se consigue mediante el uso de un catéter especial dotado de una diminuta pinza en su extremo. Esta operación se supervisa en todo momento mediante escopia con rayos X.
Está indicado para el tratamiento de algunas taquicardias. Mediante la inserción de unos catéteres especiales, se localiza la «vía accesoria» o conexión nerviosa que provoca el problema. A continuación, usando otro tipo de catéter, puede aplicarse frío, calor u ondas de radiofrecuencia para quemar y anular la conexión irregular.
Los «amplatzer» son dispositivos muy flexibles especialmente diseñados para taponar aberturas en los tabiques del corazón. Se introducen en el corazón plegados con la ayuda de un catéter, y una vez alcanzada la oclusión, se despliegan taponando el defecto. Esta operación se supervisa en todo momento mediante escopia con rayos X y está indicada para ciertos tipos de comunicaciones interauriculares (CIA) e interventriculares (CIV).
Aunque también es posible recurrir a cirugía para cerrar el ductus arterioso persistente (DAP) , existen unos dispositivos oclusores muy flexibles especialmente ideados para taponar este conducto que comunica la aorta con la arteria pulmonar. Se introducen en el conducto plegados con la ayuda de un catéter, y una vez alcanzada su posición, se despliegan taponando el defecto. Esta operación se supervisa en todo momento mediante escopia con rayos X.
Cuando es necesario cerrar algún vaso sanguíneo, se recurre a unos pequeños dispositivos en forma de espiral llamados «coils» para taponarlos. Mediante un catéter se colocan en el punto de oclusión deseado y se liberan para que taponen el vaso. Esta operación se supervisa en todo momento mediante escopia con rayos X.
El «stent» es un muelle que mantiene permanentemente abierto un vaso que sufría una estrechez. Se coloca en el punto indicado mendiante un catéter y se libera allí para que se expanda. Esta operación se supervisa en todo momento mediante escopia con rayos X.
Consiste en la dilatación de una válvula estrecha (estenosis). Para ello se utiliza un «catéter balón», que dispone de una bolsita en su extremo que, una vez alcanzada la válvula defectuosa, se infla para conseguir su dilatación. Esta operación puede realizarse varias veces y se supervisa en todo momento mediante escopia con rayos X.